jueves, 21 de abril de 2011

¡CON LA AYUDA DE PIQUÉ Y SU MANITA... LEVANTAMOS LA COPITA!

Y 18 años después...

Desde 1993 el Real Madrid no se proclamaba campeón de la Copa del Rey. En aquella ocasión lo fue trás ganar 2-0 al Real Zaragoza, con goles de Butragueño y Lasa. Trás dieciocho años de sequía ayer, por fin, Casillas como capitán levantó el decimo octavo título copero para la entidad de Chamartín.

Las horas anteriores al encuentro estuvieron rodeadas de un gran ambiente, con baño de masas incluido de Florentino Pérez en la Fan Zone del Real Madrid en Valencia, y con problemas con aficionados del Real Madrid, que sufrieron cargas policiales, e incluso con problemas para periodistas afines al equipo blanco, como fueron los que tuvo Tomás Roncero con agresiones de los «humildes» hinchas culés. Si es que no se puede ir como va Roncero. Va de prepotente contra los «humildes». Seguro que empezó él la gresca. O yo, aunque este en Madrid. O yo. O Di Stéfano. Cualquiera empezaría la movida menos los «humildes» culés.

Y a en Valencia, la alta megafonía no pudo impedir del todo los pitidos al himno nacional, aunque en su defecto hay que destacar que la otra mitar del campo (la de los aficionados blancos) lo apoyaron incluso tararearon.

Comenzado el encuentro, el Real Madrid siguió el guión en defensa que puso en práctica en el partido de Liga del sábado, pero en ataque y en dominio del balón se lo disputó al Barcelona, incluso dominando grandes fases de la primera parte. Y pudo haberlo tenido mucho más tiempo si no llegar a ser por la ausencia en el juego de Xavi Alonso, muy tapado también durante el encuentro de ayer y que estuvo, al igual que en el encuentro de Liga, muy ocupado en tareas defensivas para el equipo, que tenía curiosamente en Khedira más salida de balón desde el centro del campo que con el donostiarra. El Real Madrid dispuso de varias ocasiones en el primer tiempo, dos de Cristiano Ronaldo, más o menos claras, y culminó esta primera mitad con un gran cabezazo de Pepe (inconmensurable el portugués) que se estrelló contra el poste derecho de la portería que defendía Pinto. En esa primera parte el árbitro Undiano demostró una vez más que es otro brazo del Villarato, amonestando a Pepe e intentando condicionarle para todo el encuentro. No lo consiguió. Con esto se llegó al descanso.

En la reanudación, el Barcelona se hizo con el control del encuentro por medio de una abrumadora posesión, y el Real Madrid se dedicó a defender la portería de Iker Casillas y a reservar fuerzas para posibles contras. En este segundo tiempo se notó algo de cansancio por parte de los hombres de Jose Mourinho, comprensible trás el esfuerzo realizado tanto en la primera mitad de la final de Copa como durante los noventa minutos del encuentro liguero. Un gol anulado al Barcelona por fuera de juego (bien anulado) y un disparo de Messi que despejó Casillas, fueron las ocasiones más claras del equipo blaugrana. El Real Madrid, sin embargo, no se asustó y poco a poco fue controlando el esférico otra vez y al final de los noventa minutos reglamentarios tuvo una gran oportunidad con un disparo de Di María a la escuadra que Pinto despejó milagrosamente. Trás esta jugada se llegó a la finalización del tiempo reglamentario con el 0-0 inicial.

Ya en la prórroga, el Real Madrid intentó sorprender al Barcelona en los primeros compases del tiempo extra, y vaya que lo consiguió. Una pared entre Marcelo y Di María, y el posterior gran centro de éste último, fue aprovechado por Cristiano Ronaldo para, de un soberbio cabezazo, poner el 1-0 en el electrónico del campo de Mestalla. Y ahí, para mi, acabó la final. Porque de ahí al final del encuentro, y pese a que el Barcelona gozó de la mayor parte de la posesión en lo que restaba de choque, no hubo nada de nada por parte del «Pep team». Lo único destacable de expulsaron a Di María, teniendo otra vez Mourinho de que no ibamos a terminar con 11 jugadores los partidos. Y trás el pitido final, la locura. El Real Madrid levantaba su decimo octava Copa de España, y Cibeles y sus aledaños se llenaban de miles de aficionados madridistas, ansiosos de celebrar un trofeo tras tres años de sequía. La vuelta a Madrid, y la posterior llegada a Cibeles, pasadas las 4 de la mañana, de los jugadores madridistas, pusó fin a la gran fiesta merengue. Como anécdota que, debido a las celebraciones, a Sergio Ramos se le cayó accidentalmente el trofeo copero desde lo alto del autocar, y después de ser pisada por la rueda del mismo, no sabemos el estado del trofeo, si esta bien, mal, regular o ya se esta encargando una réplica del mismo.

Lo dicho: ¡ENHORABUENA CAMPEONES!

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